Patrimonio
Casa Museo y Escuela Rural
Edificio levantado en la primera mitad del siglo XIX en los terrenos de la antigua iglesia que, al ser demolida, pasaron a ser propiedad del municipio construyéndose en ellos la escuela del pueblo. Hasta el año 1945 fue escuela de primeras letras y, posteriormente, vivienda del maestro, hasta que en los años 70 se clausuró.
Nace con objeto de recuperar, proteger y mostrar el modo de vida de nuestros antepasados. Se trata de un esfuerzo colectivo que pretende enseñar cómo era la vida diaria de sus gentes. Así, todos los espacios evocan tiempos pasados llenos de recuerdos.
Durante las obras de rehabilitación, aparecieron en la fachada pinturas murales que representan a un grupo de soldados de la Guardia Civil, con un caballo y un cañón, pudiendo datar de la segunda mitad del siglo XIX. Existen diversas teorías sobre el significado de estas pinturas, pudiendo interpretarse como escenas de la guerra de África, como representación de la entrada triunfal de O’Donnell en Madrid, el 11 de mayo de 1860, o incluso como lección de instrucción militar a los más jóvenes.
La entrada es conjunta para los dos Museos y Lavadero municipal con las siguientes modalidades:
- General: 2,00 euros.
- Reducida: 1,00 euros. Para grupos (Mínimo 10 pax) y mayores de 65 años.
- Gratuita: Para empadronados en el municipio y menores de 6 años.
Su horario de apertura al público es jueves, viernes y sábado de 12:15 a 13:30 horas y de 18:15 a 19:30 horas (del 15 de mayo al 31 de agosto incluidos, de 19:30 a 21 horas), y los domingos de 12:15 a 13:30 horas.
Museo Casa-Cueva
Las cuevas
Este hábitat tiene en España su origen en la Segunda Edad del Hierro y primeros tiempos de la dominación romana. Las viviendas comenzaron a construirse de forma generalizada en la primera mitad del siglo XVIII y, aunque es en Tielmes donde mayor impacto ha tenido a lo largo de los años, presenta magníficos ejemplos en toda la Ribera del Tajuña. El mayor auge se experimentó a mediados del siglo XX (algunos estudios afirman que en esos años existían 235 cuevas habitadas), quizá debido a las difíciles circunstancias de la época posterior a la Guerra Civil.
La población que habitaba las cuevas era la más desfavorecida económicamente, jornaleros o pequeños propietarios agrícolas, carentes de recursos económicos para poder acceder a una vivienda al uso. Se excavaban con el único requisito de pedir permiso. Actualmente casi todas han sido sustituidas por casas en altura o han pasado a utilizarse como almacenes o bodegas.
Para iniciar su construcción se elegía la ladera de un cerro de naturaleza silíceo-calcárea, material fácil de excavar y que aguanta bien la oquedad que se le hace sin desprenderse. Se le hacía un corte vertical que correspondería a la fachada, que se reforzaba con un muro de mampostería rematado con un tejadillo de tejas redondas, en el que se abrían los huecos que correspondían a la puerta de entrada y a las ventanas de las habitaciones que daban a la explanada de entrada, que se formaba con la tierra sacada de la excavación; esta tierra también se echaba en la parte alta de la vivienda ya que esa capa de tierra formaba cuerpo con la superficie natural en la que brotaría vegetación propia de la zona que la aislaba de la humedad.
Estas cuevas eran construcciones de una sola planta, distribuidas según las circunstancias pero que compartían estructura. En el portal de entrada se abrían los huecos de las habitaciones. La cocina era el principal elemento ya que, además de cocinar en ella, eliminaba la humedad y repartía el calor uniformemente por toda la vivienda. La cuadra se excavaba si la cueva era grande al fondo y si era de poco tamaño en una cueva anexa. Las habitaciones se distribuían según las necesidades; en el interior no había puertas, las habitaciones se tapaban con una cortina. La altura de los techos variaba por los defectos de su construcción, tenían unos dos metros y medio, generalmente más bajos que una casa, y de forma abovedada en cañón en las habitaciones o de arista en el portal de entrada.
Hoy día las escasas cuevas habitadas cuentan con todas las comodidades de las viviendas actuales. La mayoría se han conservado al construirse una casa delante quedando como unas dependencias más, como bodegas, pequeños museos de aperos de labranza, o para dormir en ellas los días más calurosos de verano.
El Museo Casa Cueva
El Museo Casa Cueva cuenta con seis estancias, distribuidas en una parte delantera y otra parte trasera. En la primera se encuentran la cocina, el recibidor y el dormitorio infantil, en la parte trasera se sitúan la alcoba del matrimonio, el trastero y el gallinero o cuadra.
El Ayuntamiento rehabilitó esta cueva en el año 2006 por su valor antropológico e histórico y como muestra del aspecto que presentaban estas viviendas en sus días de mayor auge, hacia los años cincuenta del pasado siglo.
La entrada es conjunta para los dos Museos y Lavadero municipales con las siguientes modalidades:
- General: 2,00 euros.
- Reducida: 1,00 euros. Para grupos (Mínimo 10 pax) y mayores de 65 años.
- Gratuita: Para empadronados en el municipio y menores de 6 años.
Su horario de apertura al público es jueves, viernes y sábado de 10:30 a 12:00 horas y de 16:30 a 18:00 horas (del 15 de mayo al 31 de agosto, incluidos, 18:00 a 19:30 horas), y los domingos de 10:30 a 12:00 horas.
Iglesia Parroquial Santos Niños Justo y Pastor
Claro ejemplo de iglesia barroca madrileña, es el principal monumento del municipio y está dedicada a la advocación de los Santos Niños Justo y Pastor. Da nombre a la plaza más emblemática del municipio, en la cual se encuentra la fuente pública más antigua de Tielmes, construida en 1872. Durante años fue el único abastecimiento de agua para consumo humano del municipio. En ella figura una inscripción que dice: “se hizo a expensas de los vecinos de esta villa”.
Las obras del templo parroquial dan comienzo en la primavera de 1637, dirigiendo los trabajos los maestros de obras Andrés de Palancares y Francisco Gutiérrez. El basamento del nuevo templo se hace de piedra caliza extraída del término de Tielmes y que se utiliza en las diversas obras que en estos años se llevaban a cabo en la villa como son el Palacio y el puente sobre el río Tajuña. En 1651, cuando quedaba poco para su conclusión con el cerramiento de las naves y la cúpula, muere su promotor, el señor de la villa don Julio Cesar Escazuola y Juzen, y la falta de fondos del concejo y de los vecinos, así como los sucesivos malos gobiernos de Tielmes por los señores de la villa y la crisis del siglo XVII, hacen que el nuevo templo quede abandonado durante más de un siglo.
Es en 1783 cuando se reanudan los trabajos con el patrocinio de la señora de la villa doña Josefa María de Villoria Pacheco de Guzmán y Velarde, Condesa viuda de Pernía. Las obras de terminación del templo las llevan a cabo los maestros de obras Casimiro y Feliciano Cornejo. Aprovechando la estructura del edificio inacabado del siglo XVII se demolerá gran parte de la pared de la cabecera del templo que da a la plazuela. Se cierra la nave con bóveda de cañón y lunetas, se levanta la cúpula encañonada, y se concluye el tercer cuerpo de la torre, abriendo el hueco de las ventanas sobre las que penden las campanas, con la piedra que la Condesa de Pernía tenía en la huerta de palacio. La campana que tenía en su casa solariega, con la que los señores de la villa requerían la atención de los vecinos, es donada para la torre del nuevo templo, así como unos balaustres de hierro para el antepecho del púlpito.
Las obras de reconstrucción de la iglesia de Tielmes concluyen con la edificación de una capilla dedicada a la Virgen de la Soledad, imagen que había donado a la parroquia en 1734 el Conde de Pernía.
El nuevo templo es bendecido en la Pascua de Pentecostés del año 1787, dos años después en 1789 adquirirá la categoría de Parroquia que le concede el Arzobispo de Toledo, Francisco Antonio Lorenzana, asimismo le concede a la Condesa viuda de Pernía el privilegio de poder ocupar un lugar preferente al lado del Evangelio, delante del banco de la justicia y colocar el escudo de sus armas en las pechinas de la cúpula y de enterrarse ella y sus familiares en la cripta situada a los pies del altar mayor.
El último elemento arquitectónico que se incorpora a la nueva iglesia parroquial es el retablo mayor construido en yeso en 1787, de estilo neoclásico. Según se puede ver en viejas fotografías constaba de tres cuerpos. En el principal estaba la hornacina en la que se situaban las imágenes de los Santos Niños, patronos de la villa. En la Guerra Civil el retablo no fue destruido debido a su fábrica de yeso y ladrillo y a la conclusión de la contienda se restauró pintándole de color claro, perdiendo la policromía original que se encontraba muy deteriorada. Desgraciadamente el retablo fue destruido en 1965 para dejar el testero plano en el que se colocaron dos vidrieras de los Santos Niños (retiradas en 1996) y en la parte central la imagen de un Cristo crucificado.
Lavadero Municipal
La calle Huertas no fue el primer emplazamiento que se eligió para el Lavadero municipal. El antiguo lavadero se encontraba en la Plaza de la Iglesia y se construyó a partir del sobrante de agua de la única fuente pública existente en el pueblo, a comienzos de la década de los años veinte del siglo pasado.
En 1927, una visita del Gobernador advirtió a la corporación municipal de las condiciones insalubres y de los focos de infección que podría producir, puesto que éste se había convertido en un “recipiente de basura”, además del perjuicio estético por encontrarse en una de las zonas principales del pueblo.
Las piedras que formaban el lavadero original fueron utilizadas para la nueva construcción, la cual se terminó definitivamente a principios de los años treinta.
Se encuentra abierto al público para ser visitado de manera gratuita en el horario siguiente: jueves, viernes y sábado de 10:30 a 13:30 horas y de 16:30 a 19:30 horas (en época de verano de 18:00 a 21:00 horas), y los domingos de 10:30 a 13:30 horas.
Puente sobre el río Tajuña
Datado en ocasiones erróneamente como romano o medieval, su construcción se debe a la iniciativa del segundo señor de la villa, don Julio César Escazuola y Juzén, para sustituir, probablemente, a un puente de madera que debió de haber en este lugar. Las obras, que dan comienzo en mayo de 1637, fueron dirigidas por el maestro cantero Juan de la Torre y debieron concluir en pocos meses ya que su carácter utilitario, entonces paso obligado de la carretera a Valencia, lo requería. Se trataba de un puente de gran eficacia frente a las riadas y de poco coste de construcción. Fue construido con perfil alomado y tímpanos de mampostería sobre un arco único de medio punto de sillería de grandes dimensiones. Hacia la mitad del puente se crea un ángulo sobre la base de este, lo que le convierte en una joya arquitectónica.
La construcción original duró poco menos de un siglo pues, en el verano de 1706, durante la Guerra de Sucesión, el continuo paso de las tropas austriacas y la maquinaria de combate del Archiduque Carlos junto con la gran riada sufrida en el invierno de ese mismo año produjeron el debilitamiento de la estructura y el posterior derrumbe de su único arco.
Veinte años después sería reconstruido siguiendo el modo original. Desde entonces se han llevado a cabo dos importantes restauraciones, en 1998 y en 2013, que han intentado mantener las características de la construcción además de preservar los materiales originales de la misma.
Ermita de los Santos Niños
Construida en la segunda mitad del siglo XVIII en mampostería, a instancia del párroco D. Manuel González Pardo y gracias a las donaciones económicas de los vecinos, compensa su no demasiado destacable valor arquitectónico con un extraordinario valor simbólico ya que se asienta al pie de las cuevas del "Risco de los Mártires" donde, según cuenta la tradición, se escondieron los niños Justo y Pastor con su madre huyendo del acoso de la autoridad tiránica.
Este hecho es el origen de la celebración que tiene lugar cada 5 de agosto, víspera de fiesta en Tielmes, y que reúne en torno a la ermita, a la que se llega en procesión, a numeroso público que acude a venerar a los Santos Niños.
Ermita de San Isidro
Pequeño templo levantado a principios de los años 80 del siglo XX por la Hermandad del Santo Labrador y sufragada con fondos de un vecino de la localidad. Reedificada posteriormente en 1992.
Se sitúa junto a la M-228, en el cruce de la carretera de Villarejo de Salvanés y el camino que conduce a la ermita de los patronos, desde donde parece dominar la vega. A ella se acude anualmente el 15 de mayo día de su festividad en la procesión que organiza la Hermandad.
Palacio de los Condes de Pernía
Popularmente conocido como “palacio”, esta antigua casa solariega construida en el siglo XVII por el Conde de Pernía responde al gusto de las clases altas de la época por la vida campestre y bucólica. Se trata de una construcción destinada a casa de campo, desde la cual se puede divisar todo el pueblo de Tielmes.
Después de verse seriamente deteriorada su estructura por la Guerra de la Independencia y por diversos avatares históricos, y también debido a diversos cambios en la titularidad, la construcción fue perdiendo esplendor hasta que en 1952 la Audiencia Territorial de Madrid la adquirió para destinarlo a uso social y educativo.
Documentos Adjuntos